Los Panes Del Negro
Prefacio: A nivel personal, pienso que este es uno de los cuentos que más me ha impactado en La Florida. El tiempo sigue corriendo y yo sigo exigiéndole explicaciones a los hermanos Pérez de cómo llegó a ocurrir tal desgracia. Hasta el sol de hoy siguen surgiendo piezas espectaculares que encajan magistralmente en este harinoso rompecabezas. Haré lo posible para plasmar esta historia tal y cómo ocurrió, con el contexto necesario, sin picante ni exageración. Por mi bien y el tuyo también.
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23 de diciembre. Tengo 14 años y estoy de rodillas, frente al router de mierda en Sebucán, ligando que se conectara al internet para meterme un ratito no más en MSN Messenger. ¡Esa vaina era una fucking locura! Por primera vez en la historia tenías al alcance a cualquier culito con tan sólo UN dedo, UN click (bueno, algunas letras también, al menos que le enviaras un Zumbido a quemarropa, que honestamente... no lo sé, Rick). Pero bueno, si ella estaba en línea y eran contactos, podías y tenías la posibilidad de hablarle. ¡Tas loco patrón! Y bueno, en realidad también era cool porque podías ladrarla con cualquier pana un rato en caso que la "lady" te fallara. Siempre había un perro ‘e finca, lealmente esperándote.
Escucho el dial-up del aparato mientras intenta conectarse a CANTV. “Brruuuu- iiii –guuu – wiuu wiuuu – ZZZZHZHZHZH trtrtrtrrt” y sé que llegó la hora. [Sonido disponible aquí 🔈]
Voy a la cocina del apartamento de mi abuela en Caracas para hacer la acostumbrada reverencia. Consistía en echar ramazos de palma imaginaria mirando fijamente la línea telefónica. Eso permitía que la señal corriera libremente. Era un procedimiento tedioso ya que eran 33 ramazos, de los cuales, en los últimos 11 tenías que cerrar los ojos porque sino la línea se ponía toda tímida y se caía la conexión. Pero en fin, después del último ramazo, me despedí con el clásico “Namasté” y una ligera inclinación, reconociendo su importancia.
Toda esta verga pa’ poder navegar media piche horita. Pero ya el pavo está en el horno. Es sólo cuestión de esperar.
Le salpico un par de gotas de agua bendita que le puso mi abuela a su Divina Pastora, para asegurarme que las vibras fluyeran adecuadamente.
Regreso al estudio. El dial up continua, pero yo ya sé que de pana no hay chance. El ritual nunca me ha fallado. De hecho, aprovecho y abro el Messenger de una vez pa’ que la vaina vaya cargando. Window 98. Internet Explorer. Nagueboná, agárrese viejo.
En fin, entre pitos y flautas, Goku fue capaz de cargar y lanzarle la genkidama a Kid Boo en Cartoon Network mientras yo hacía lo mío. Pero toda esa energía fue necesaria: valió la pena cada maldito segundo de tiempo que invertí.
Pongo mi usuario, clave, “Iniciar Sesión” y empiezan a girar los cabrones verdes. Siento una sensación amor-odio hacia esos hologramas que siguen girando uno tras otro, poniendo siempre en duda la conexión con la web.
Pero... BOOM, ¡se conectó, viejo! ¡Namasté!
Hago otra pequeña reverencia al ordenador para cerrar el ciclo que me permitió iniciar sesión. De una activo el “scroll-down mode” a través de mis grupos y usuarios conectados. Sigo bajando, bajando, chequeando a ver a qué mundos, a ver qué pitos toca la gente, saber quién anda por ahí. Sigo scrolling, scrolling... a ver, a ver... mmmm... nada. Nada. Absolutamente nada. Un solo user conectado.
Que cagada, viejo. ¿Tanta paridera para esto? Me hubiese quedado viendo comiquitas… – pero no sé qué me iba a esperar un 23 de diciembre a las 9:00 de la noche. Todo resignado estoy a punto de cerrar sesión y cometer el peor error de mi vida.
Gracias a Dios Romer fue más veloz que yo.
Armando Romer:
-Mexx
-Zumbido
Suspiré luego de haberme rendido. Por lo menos puedo ladrarla un rato con Romer.
Yo:
-Qué dice Meximiliano Ramirez! Todo bien, papá?
Esa vaina de “Mex” y “Meximiliano Ramirez” nació hace más de 10 años. Una gran cantidad de panas siguen preguntándonos de dónde salió esa mariquera, pero ni Romer ni yo tenemos respuesta. Tengo un ligero recuerdo que denominamos algo como una “máxima acaba de trapos”. Pero hasta ahí llega el recuerdo. De cómo pasó de ser una "máxima acaba de trapos" a "M-E-XIMILIANO RAMIREZ” con "Mex" como diminutivo, suerte. Mejor pregúntenle a Romer.
Armando Romer:
-Te enteraste de la nueva Rodolfada!!!???
Yo:
-Rodolfada?
-Zumbido.
-Zumbido.
Armando Romer:
-Si mko! 😂😂 La peor de toda, ahí te va:
Se me iluminaron los ojos; la noche prometía.
Yo:
-ECHA EL CUENTO!
Las Rodolfadas son terapéuticas para todo aquel que no lo involucre. Siempre alegran el día y por eso buscaré alegrar el tuyo también. Esto le dará muchísima arrechera a Jeremías, hermano menor de Rodolfo, porque él insiste en que sólo se disfruta si no te involucra. Yo estoy en desacuerdo, pero te dejaré que lo juzgues por ti mismo.
Jeremías siempre deseaba que me salpicara algún coletazo de alguna Rodolfada pa’ coger mínimo. “Ya te quiero ver, enano de mierda, cuando Rodolfo te cole una Rodolfada. Quiero ver si te vuelven a salir las mismas lagrimitas de la risa. en Ya te quiero ver. Ojalá de pana. Es más, esta noche echo mi rezo, Burgos. Que Papá Dios me oiga."
Sus plegarias fueron muy bien escuchadas.
Una Rodolfada puede definirse como una pincelada que ligeramente altera el orden sin culpa, pero es capaz de crear caos y revuelcos. Las Rodolfadas recuerdan mucho a la frase de Muhammad Ali que dice 'Float like a butterfly, sting like a bee'. A simple vista inofensivo, pero con un poder letal en el trasfondo.
Han llegado al punto de evacuar carros y buses a punta de flatulencias accidentales causada por la rígida dieta de brocóli – mucho brócoli-, ñemas, cambures, granos, colifrores, chocolate negro 80% y muchísimo café con leche de almendras.
Rodolfo, también conocido como “El Negro” o “El Negrito” es un carajo bastante particular. No sé quién apodó Negro a Rodolfo, ya que es un tipo bastante moreno. Es un ser sumamente bondadoso, alegre, ruidoso y a veces algo descontrolado. Un carajo muy social y parlanchín, especialmente si lidia con adultos mayor que él. Como le encanta una buena labia. Imposible no simpatizar con él. Rodolfo Osvaldo, sin duda deja una huella particular donde sea que vaya, especialmente si hace una Rodolfada. Cada florideño ha sido víctima de una y créeme, ninguno la olvidará.
A mí me ha colado varias. Yo siempre trato de vacilármelas, pero a veces se complica un poco la cosa.
La primera Rodolfada nos las encunetó a Edgardo “Happy” Brítez y a mí cuando estábamos en Tucacas en el apartamento de "Sbaraduguaf", otro florideño llamado Lesael Giménez Bocaró. Lesa es un gran tipo con una barba muy larga. Si no me equivoco ese fue el viaje en dónde supuestamente antes de irnos, yo decidí desconectar la nevera con un jamón adentro. Parece que la tía de Lesael fue al apartamento un mes después y [dice ella] que encontró una discoteca explotada de una multitud de lombrices gordas y jugosas, tripeando por toda la casa. Dice que eran tantas que tapaban la luz de todas las ventanas. Eso me sigue sonando kafkiano y burda de asaqueroso, pero de pana, yo no recuerdo haber apagado esa nevera. Eso tendré que aclarlo en algún momento en el futuro.
En fin, habíamos ido un grupito del edificio al condominio de Lesa, el cual tiene unas piscinas de locos, doble piso, diferentes ambientes para nadar, y también para sentarse a hablar huevonadas. Es una residencia bastante amplia, con salida al mar. De pana brutal.
La primera noche nos pusimos de acuerdo en no dormirnos tan tarde para poder aprovechar el día siguiente en la playa. El plan era quedarnos abajo hablando pajita hasta tipo 1:00am-2:00am y pararnos máximo a golpe de 9:30-10:00am para arrancar descansados y sin apuros.
Entre una vaina y otra se nos hicieron las 3:00am. A todos excepto al Negrito, que decidió recogerse un poco antes, y subió a las 11:00 pm pa’ descansa’ tranquilamente en la cueva hasta la mañana siguiente.
Por desgracia, a Happy y a mí nos tocó la sala la primera noche. Habían sólo dos cuartos y éramos un gentío.
La sala era el lugar más incómodo del apartamento, ya que te pegaba el sol directamente en la jeta magnificado por las enormes ventanas. Tipo 10-11 de la mañana ya empezaba a calcinarse la piel. Sin embargo, los sillones eran sorprendentemente cómodos. Ya arropado y en mi spot, estaba listo para descansar y tripear el día siguiente.
Tuve un sueño bastante profundo. Sentí que era absorbido por el sonido de las olas que me invitaban a dar un paseo en la costa y simplemente escuchaba las olas: “suishhh, shuuush….. Zaaa… suishhh, shuuush….. Zaaa…”. Estaba en paz… hasta que las olas empezaron se pusieron más extrañas. “Sushhhh, sushhh…. ¡zaaaaz! …. TAC, TAC, TAC… Sushhh”.
La vaina se seguía intensificando y yo, en pánico, logré abrir los ojos. Respiré profundo, pero escuché el mismo sonido en el fondo, en una sincronía perfecta: “TAC, TAC, TAC… Sushhh.” Cada 5 segundos. “TAC, TAC, TAC… Sushhh” 🔊[Sonido aquí]
Levanté el torso y giré la cabeza hacia la cocina y vi al mamagüevo picando cebollas. Aún agüebonia’o del sueño, suspiré, ya que probablemente era hora de levantarse y El Negrito nos está haciendo desayuno a todos ❤️
Sintiéndome agotado, me senté, desconecté el celular y vi la hora:
6:08 am. Naguüebona de cabrón.
“Coño, Rodolfo. ¿Qué haces? ¿Tas claro de qué hora es, no?”
“¡Épale Chachi!” Se caga de la risa, despertando a Happy. “Coño sé que es medio temprano, pero vengo de hacer ejercicio y me iba a hacer un periquito, ¡pero aproveché en hacer para todos!”
“¿Que estás haciendo negro imbécil?” balbucea Edgardo desde el otro sofá entre dormido y despierto.
“Ya ando matando aquí muchachos, discúlpenme”.
Yo seguía medio picado, pero que carajo, cuatro horas de sueño ayudan que jode. Me puse de frente al cojín, pero no fue fácil. “TAC, TAC, TAC… Sushhh”
Hasta que por fin, terminé descansando, nos comimos un delicioso perico frío y unas arepitas recalentadas. El día en la playa fue genial y llegamos recargados con caña para tripear en la residencia de Sbara.
La segunda noche, Rodolfo se fue a dormir NÍTIDO a las 12:00 am, ya que estaba en su era de entrenamientos madrugueros – si es que esa palabra existe. Fuera de joda, una vez recibí un Snap con el pana gritando en las barras y el reloj del filtro de la aplicación marcaba las 3:59 am. Me hirvió un poquito la sangre. Yo tenía burda de sueño esa madrugada, pero tenía que terminar una tarea para la universidad y Rodolfo ya tenía un cohete en el culo y empezaba a despertar a los vecinos a punta ‘e gritos.
Happy y yo sí nos quedamos hasta tarde con los demás y fue una jodedera otra vez. Si mal no recuerdo, esa fue la noche en la que “Centro’e Mesa” terminó ganando la partida. Increíble, pero cuento para otro día.
Terminamos acostándonos como a las 4:30 am, que no estaba TAN mal. Con pararnos a las 11:30-12:00 estábamos bien, yo con 7 horitas de sueño voy bello camello. Además, el día después regresábamos para Valencia tipo 4, así que chill.
Todo iba muy bien. Happy y yo nos aseguramos de tomar suficiente agua para no amanecer con el ratón a millón. Subimos burda de mamados y nos dirigimos a nuestro cuarto asignado, la cueva, listos para descansar. Cada quién se acostó y apagamos todo. Reinó la oscuridad, abriendo paso al sueño profundo, pero se sintió como un abrir y cerrar de ojos.
De pronto, todo se iluminó y se escuchó una voz muy alta y pronunciada:
-¡Muchachos, ya son las 6:02 am!
Rodolfo nos trasmitió la noticia con megáfono y trancó la puerta, dejando la luz prendida, por supuesto.
Mi cabeza todavía me daba un poco vueltas y no entendía el escándalo. ¿qué tiene que ver que sean las 6:02 am? Marico, no entiendo.. ¿qué tiene que ver? ¿hay que ir a algún lado?
A los segundos, Happy se volteó de medio lado y con los ojos cerrados:
-Calito Burgó, ¿qué coño’elamadre estás haciendo, imbécil?
-¿Que hablás retrasado? ¡¿No viste que Rodolfo acaba de entrar anunció y se fue!?
-¿¡Anuncio qué cosa maldito chongo!?
-¡Que eran las 6:02 de la mañana!
-¿Y eso qué coño tiene que ver?
-Coño Happy no sé, puedes preguntarle tú al negro, yo voy a cerrar los ojos un rato más a ver que pasa. Hablamos ahora.
Le respondí arrecho, mientras me paraba a apagar la luz y me volví a acostar.
-Verga, ¡Es que Rodolfo tiene unas vainasss!
Relinchó Happy, mientras se giraba de nuevo al otro lado, aún drogado del sueño, sin saber que daba nacimiento a una de las frases más icónicas en la historia florideña.
Yo también, aún medio absorbido por el cansancio, tambaleé la cabeza hasta despertarme con la alarma que originalmente había colocado para que sonara a las 11:30 am.
5 horas y media después, Happy y yo encaramos al cabrón.
Rodolfo nos explicó que parecía que nos íbamos y tenía que despertarnos, pero luego se enteró que fue falsa alarma y que se le olvidó decirnos que lo fue. Y gracias a Dios que no volvió a entrar. El mamagüevo no supo cómo responder cuándo le pregunté por qué coño dejó la luz prendida. Sólo se río y empezó a caernos a lepes. A mí y a Edgardo. A lepes. Riéndose, excesivamente alegre.
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Creo que todos los florideños concordarían que la habilidad más impactante de Rodolfo es su destreza en 007 GoldenEye en Nintendo 64. El Teté y Monchi siempre decían que “el Negro fácilmente le ganaba a los creadores del juego con una mano atada en la espalda.” Yo pienso que exageraban, pero compadre, Rodolfo era y sigue siendo un asesino.
No obstante, Rodolfo siempre ha sido un pana bastante humilde al que no le gusta participar en ninguna clase de torneo o juego competitivo – es su manera de ejercer el Fair Play - el ‘No Jugar’.
En diciembre del año 2000, varios florideños fueron invitados a casa de Manuel Espisso, un pana de un pana de otro pana, ese Espisso que te dije, que venía de ganar el abierto Americano de GoldenEye que se disputó en la Ciudad de México.
Aparentemente, a Manuel le llegó el rumor a través de un amigo del Teté, que Rodolfo lo vencería fácilmente, y él tenía que afirmar su plaza como primero del país y del continente.
En reiteradas ocasiones de la noche, se le aproximó al Negrito para sacarle conversa y políticamente lo retaba a un mano a mano. Rodo, con trago en mano, se ría y políticamente decía “ No vale, Manu, ¡tú lo que me vas a echar es rolo ‘e planchada,! ¡Otro día la echamos!” –“No vale, Rodolfo. Echamos una todos contra todos si quieres, aquí hay un poco de mochos.
En repetidas ocasiones Rodolfo le rechazó la oferta, hasta que finalmente accedió: “Bueno pues, vamos a echarla. Pero una sóla y me voy.”
“¡Va!”
Se formó una multitud alrededor del sofá dónde se posicionaron Manuel (#1 de Venezuela, #1 Sur América), Rodolfo (Sin Ranking), Juanito Hernández (#2 de Venezuela #7 Sur América) y Pablo Castell (#5 de Venezuela, #87 Sur América).
Rodolfo no tenía idea quiénes eran sus oponentes ni cómo jugaba Manuel. Tampoco se imaginaba que ya éstos habían hecho un complot para ocuparse de todas las Golden Gun (pistolas que matan de un sólo tiro sin importar dónde le pegues al oponente) y dejarlo a él sólo con los cuchillos – el arma más ineficiente en todo el juego. Rodolfo sólo recibió su control y fue absorbido por la pantalla.
Cuando la partida empezó y Rodo entendió lo que ocurría, rápidamente agarró los cuchillos y volteó su cámara hacia el piso para que sus oponentes no pudieran ver su pantalla y reconocer la zona dónde se encontraba. Los gritos del público calentaban el ambiente y el animal comenzaba a coger vuelo. Se movía como pez en el agua hasta que lo pilló Juanito:
“¡Ahí está! ¡Ahí es...” cuchillazo en la garganta. Rodolfo: 1 | Manuel: 0 | Juanito: 0 | Pablo: 0
“¡¿Dónd..!?” Interrumpió Pablo. Cuchilla, cuchilla. Rodolfo: 2 | Manuel: 0 | Juanito: 0 | Pablo: 0
“¿Qué carajos? ¿Dónde coño estás?” Manuel empieza a echar las balas doradas al aire en desespero.
Apenas disparó la última, las cuchillas le hicieron aparecer sangre corriendo desde arriba de la pantalla hasta difuminarse en negro y anunciar “Game Over”. [Click para ver lo que soñó Manuel toda la noche]
Rodolfo: 3 | Manuel: 0 | Juanito: 0 | Pablo: 0
La audiencia explotó. “¡OHHH! ¡INCRÉIBLE!”
La gacela se movía tipo Neo en the Matrix con sus sables, y en cuestión de segundos, cuchilla, cuchilla, cuchilla y Rodolfo: 8 | Manuel: 0 | Juanito: 0 | Pablo: 0
“Este tipo no es humano” susurró Juanito, perplejo, mientras la gente enloquecía.
“Cállate, jalabola.” Disparo. Manuel was the impostor. Rodolfo: 8 | Manuel: 1 | Juanito: 0 | Pablo: 0
Cuchillo, cuchillo. Rodolfo: 10 | Manuel: 1 | Juanito: 0 | Pablo: 0
WINNER: Rodolfo
Rodolfo se paró sonriendo y entregó el control, pero Manuel lo agarró por el brazo.
“No. Tú te quedas para otra. Un mano a mano”.
“No vale Manu, le tengo que ir dando pa’ la casa.”
“Nada de eso, ya la estoy terminando de poner.”
“Coño Manuel, pero la última mi pana, después sí voy pirado.”
“Dale.”
Manuel se encargó de acomodar los ajustes. Eligió “Complex” como mapa y "Proximity Mines" como arma secreta – minas que explotan cuando estás cerca - sin saber qué le estaba entregando a Rodo su arma y ubicación prefererida. Grave error.
Comienza la partida y Rodolfo nuevamente gira su cámara al piso y se mueve con mucha destreza. Obtiene una caja de minas. Se mueve a toda velocidad y empieza a plantarlas en lugares que lucen totalmente pixelados.
A todas estas, Manuel no entiende lo que está ocurriendo y de pronto suena el tono del Game Over y corre la sangre por la pantalla
Rodolfo: 1 | Manuel: 0
“¿Qué carajos?”
Vuelve a reaparecer e inmediatamente; tono de muerte en GoldenEye, pantalla en negro y rueda la sangre.
Rodolfo: 2 | Manuel: 0
“¿¡Que coño!?”
A todas estas, Rodolfo seguía moviéndose como un enfermo, recolectando minas. En vista que había descifrado el algoritmo del mapa, sabía exactamente dónde tenía que plantarlas: justo donde reaparecería su oponente. Pero para lograrlo tenía que ser muy rápido... y lo era.
Manuel reaparece y se repite el fenómeno. [🔊]
Rodolfo: 3 | Manuel: 0
Rodolfo: 4 | Manuel: 0
La pantalla de Manuel no había terminado de reiniciarse y ya corría la sangre de nuevo.
-¡YA, BASTA! ¡ESTO NO SE VALE!
Rodolfo: 5 | Manuel: 0
Rodolfo: 6 | Manuel: 0
Rodolfo: 7 | Manuel: 0
Lanza el control.
Rodolfo: 8 | Manuel: 0
Rodolfo: 9 | Manuel: 0
Rodolfo: 10 | Manuel: 0
WINNER: Rodolfo
-“Juanito, estabas en lo correcto. Este tipo no es humano.”
-“Te lo dije, Manuel. Sigo impactado. Es un extraterrestre.” Le respondió su amigo.
-"No vale, pero guíndatele de una vez," dice Pablo a lo lejos.
Manuel se dirige en tono serio a Rodolfo:
-“Rodolfo, definitivamente deberías inscribirte en torneos, dudo que exista alguien que pueda vencerte, al menos no en este continente.”
-“No vale Manu, esta vaina no es lo mío, ¡pero ahora si tengo que irle dando!”
-"Váyalo. Esta es tu casa, hermano. Tienes que venir para volverla a echar, esto no se puede quedar así.”
Rodolfo se rió políticamente y contestó:
-“Seguro, Manuel, un día de estos la echamos.”
Nunca más volvió ni echó la partida.
Curiosamente, pocos días después de destruir a Manuel Espisso en GoldenEye, Rodolfo nos regalaría dos Rodolfadas “back-to-back” en un mismo fin de semana.
La primera ocurrió en un día muy soleado y caluroso en el que estaban los cuatro hermanos en la Explorer Dorada vía al Hato Ejecutivo de Guaparo, yendo a cumplir con un pedido para su madre, Nicoletta. Una vez allá, el Negro se ofreció bajarse él sólo a comprar las cosas, oferta que cayó de agrado para sus tres hermanos. Aristóteles aprovechó la gentileza para pedirle a Rodolfo que que le comprara unas yuquitas fritas:
-"Mira Negro, cómprame una yuquitas fritas, de esas de las Iselitas, que vienen en bolsas, ya listas. Tengo un antojo desde hace semanas y sé que aquí tienen. Las que son como chips, ¿sabes?”
-Sí sí, claro. Ya vuelvo.
Bueno, el trol pasó 30 minutos dentro del auto mercado y ha salido con dos bolsas largas blancas, que contenían yuca congelada pa’ freír.
Después de putearlo lo suficiente, Aristóteles terminó quemando el sartén preferido de Nicoletta esa noche intentando freír la yuca que Rodolfo le había comprado por accidente. El efecto mariposa, mi pana. El coletazo de la Rodolfada o El Efecto Rodolfosa, cómo prefieras llamarle.
El día después del incidente del sartén, Miguel vio que El Negro iba a Farmatodo, y aprovechó para pedirle que le comprara unas gomitas para comerse mientras veía el partido del Inter, ya que las ansiaba muchísimo. Rodolfo aceptó con muchísimo gusto y dijo que no había problema alguno.
Media hora después le trajo gomina pal pelo. Es curioso, porque pocos días antes, Miguel le había comentado que se iba a raspar el coco pronto.
Insólito. Pero éstas son tan sólo Rodolfadas de bebé de pecho. La demencia de los panes fue una Rodolfada de Grandes Ligas.
Todo empezó un 23 de diciembre 2007, cuando Nicoletta decidió eficientemente asignarle a Rodolfo la tarea de ir a comprar lo que necesitaba en la panadería al lado de la casa, mientras ella terminaba los preparativos para la cena navideña.
-“Mira hijo, gasta 10 bolos en tarjetas Movilnet y con lo que sobra compra pan”
Le dió un billete de 100 Bs.F recién impreso. Esto ocurrió nueve meses luego que se estableciera el Bolívar Fuerte, y créeme, 100 bolos era plata. No sólo esto, pero en el 2007, el pan era considerado como la caloría más económica en el país, seguida por la yuca. Para darte una idea, esa misma tarde yo estaba subiendo pa’ Caracas con mi familia y mi padre se paró en la vía para comprar pan canilla para la cena del 24. Con 2 bolívares, le dieron como ocho canillas. Leíste bien, 8 canillas.
Si esto ya te empieza a hacer idea hacia dónde se dirige esta locura, comadre o compadre, te anuncio felizmente de antemano que estás en lo correcto.
Rodolfo tomó el billete marrón con el confundido Simón Bolivar en la portada, se lo metió en el bolsillo y arrancó como un demente en su Cherokee Blanca del '98 sin tener idea que le esperaba su destino.
El Negro llega a Dinastía, panadería de Toribio allá en Mañongo. En ese entonces vendía uno de los panes canillas más baratos en toda Valencia. Rodolfo entró al lugar y ojeó a ver si estaba Toribio, pero nada. Panadería vacía. Volteó a ver la cajera, tampoco la reconoció.
“Hola señorita, no la había visto aquí antes”.
“Hola, buenas tardes. Sí, empecé hoy” se acaricia el pelo de forma apenada.
“¿Sabe si Toribio está?”
“Ah, no señor. El señor Toribio pasará navidades en Portugal pienso. Con la familia.”
“Ah bueno, porfa dígale que Rodolfo le dejó saludos.”
“¡Seguro, le diré! ¿Algo más que desea?
“Sí, por favor. Me da 10 bolívares en tarjeta Movilnet y con lo que sobra me lo da en pan canilla.
Rodolfo le entrega el billete a la empleada recién contratada y ésta lo observa perpleja.
“Disculpe señor. ¿Sería una tarjeta Movilnet de 10 bolívares y cuánto exactamente en pan canilla?”
“Lo que queda pues... Noventa, ¿no?”
“¿Está seguro, señor? Vaya sanduchada.”
Se ríe políticamente y Rodolfo también.
“Sabes que cuando la madre lo ordena, hay que obedecer sin hacer mucha pregunta.”
Se ríe coquetamente.
“Entonces sería una tarjeta Movilnet por 10 bolívares y 90 bolívares en pan canilla, ¿es eso correcto?”
“Sí señorita, eso es correcto. Por cierto, ¿cómo te llamas?”
“Mi nombre es Ivana.”
“Un gusto, Ivana. Sabría decirme cuánto tiempo va a tomar esto?”
“Señor, no lo sé. Deme un segundo y le digo”
La cajera sale de su puesto y se acerca hacia la parte baja del horno en la panadería y alza la voz para comunicar su mensaje:
“¿¡Joao, tenemos un pedido de 90 bolívares en pan. Cuánto tiempo crees que tome!?”
La respuesta vino con mucha más fuerza.
“¡¿Cuánto!?”
“¿¡Cuánto tiempo!?"
Hubo un silencio y apareció Hector, con su delantal panadero y sudando hasta las metras. Sorprendido le pregunta:
¿Ivana dijiste cuarenta?
“¡No! ¡Noventa!”
“¡¿Noventa bolos!?¿Estás segura? Esas son como... Deus meu... cómo 500-600 canillas, calculo. Depende del peso. Déjame hablar con el cliente para confirmar, esto es una porca locura.”
“Sí sí, ya los pagó. Es el señor al lado de la caja”.
“¿¡Ya los pagó!? ¿Qué hiciste, Ivana? ¿Por qué no me lo consultaste antes? Ya vengo.”
Joao camina hacia Rodolfo que andaba a todas estas distraído jugando la culebrita en su nuevo Nokia para buscar superar el récord que en el momento mantenía Elías con 700.
“Joao, ¡buen día! ¡Muito tempo sin vernos!”
“¡Buenos días Rodolfo, ¿cómo te va!?”
“Todo en orden, gracias. Sólo quería confirmar contigo que esto estaba bien.”
“¿Cómo así?”
Le cuestiona Rodolfo, sintiéndose bastante extrañado.
“Pues eso es muito mutio pan, hijo. Serán como 40-50 minutos de espera.”
“¡¿Cúanto?! … Bueno lo que tome, señor Joao. Somos varios en la familia y se viene Navidad. Mi madre ya tiene todo planeado.”
“Ok, perfecto. Sólo quería estar seguro. Dígale a la señora Nicoletta que disfrute la choripanada o lo que sea que vayan a hacer. Sólo porque es ella, trataré de tenerte esto en media hora. Feliz día y feliz navidad, hijo.”
“¡Gracias, igual para ti, Joao! Si ve a Toribio, por favor dígale que le mando saludos.
“Anda en Oporto ahora, pero cuando vuelva le diré con gusto.”
Se dan un cordial abrazo. Joao se marchó y Rodolfo se lamentaba que perdería tanto tiempo en lo que parecía ser una tarea tan simple cuando salió de la casa. Cabe destacar que años después, Rodo me confirmaría en persona que efectivamente se sentía bastante confundido en ese momento por la orden tan bárbara que había realizado. Me reveló que SÍ sospechaba que algo no andaba del todo bien, pero se dejó llevar por el momento y vivir el flow de la vaina y tal - bueno, ¡al menos le sacó el número a Ivana!
Sus dudas, sospechas e inquietudes se intensificarían cuando salieron 3 empleados de la puerta trasera, cada uno cargando dos sacos negros lleno de panes canilla.
“Hermano, ¿dónde tiene el carro estacionado, para hacerle el favor de llevarle esto?”
“Vengan muchachos, por aquí. Dale Ivana, ¡nos vemos!” Le picó el ojo medio agrandado/nervioso, una mezcla in between.
Rodolfo le dio como dos bolos para que se repartieran entre los tres y arrancó nuevamente rumbo a la casa. Ve que tiene una llamada perdida de Nicoletta y justo entonces le vuelve a sonar el teléfono:
“¡Epa Rodolfo, ¿qué estás haciendo?” “Hola madre, ya voy vía la casa. Se tardaron un poco.”
“Ah, ok. Ahora nos vemos, Dios te bendiga.”
“Amén.”
Rodolfo le cuelga a su madre y aún en el volante hace un mapa mental de cómo transportará los seis sacos con las 78,000 calorías de carbohidratos hasta su casa. ¿Varios viajes al ascensor y luego todo pa’rriba? ¿Llama a Míkel para que le eche una mano?
En cuestión de minutos se encontraba optando por la opción A - y lo consideró como parte de su workout del día. Una hora y quince minutos después de haber salido de la casa, Rodolfo, ya empegostado del sudor, terminó de colocar el último saco negro sobre la mesa familiar de su casa y se dirigió hacia el cuarto de su madre, todo agotado y molesto.
A todas estas, Jeremías casualmente salía del cuarto de la tele en dirección hacia el comedor. Ve de reojo al Negrito todo sudado pasando directo para el cuarto de sus padres. Luego siente una enorme sombra en la cocina, que, al girar la mirada y darse cuenta del volume absurdo de… ¿sacos negros?, cubriendo la imponente mesa familiar, sabía que algo terrible había ocurrido. Me confesó años después que en ese instante ya asumía lo peor.
Las matemáticas eran simples. Él sabía que Rodolfo había salido a la panadería para hacer la diligencia. Escuchó a su madre preocupada que el idiota no atendía y estaba tardando mucho. De paso, venía calientico con las Rodolfadas anteriores. Esto sería la cereza al pastel, pero Jeremías prefirió ni siquiera acercarse al terror para evitar hallar lo que escondían esas bolsas tan preocupantes. Para dejar el mal rato pa’l rato, volvió al cuarto de donde vino. Sabía que había gato encerrado y no estaba preparado mentalmente para conocerlo en ese instante. Desgraciadamente, el aullido de su hermano mayor le confirmaría su temor segundos después.
Simultáneamente, Rodolfo entraba al cuarto de Nicoletta, le entregó las tarjetas de saldo telefónico y rápidamente comenzaba a dirigirse hacia su cuarto, cuando escuchó en tono preocupante:
“¿Epa epa epa, y el vuelto, Rodolfo?” Hubo un silencio extraño.
“¿Cuál vuelto, ma?”
“Rodolfo Osvaldo, ¿dónde está el vuelto?”
“¡No entiendo! ¿Cómo así? El vuelto es el pan pues, cómo me dijiste.”
Alarmadísima le preguntó: “¿Cómo que el vuelto es pan, hijo?” ¿¡Estás loco!?
Y de la nada, eruptó el rugido de Aristóteles: “QUÉ COÑO ES ESTOOOOO!?? AGGGGHHHHHHHHH!!¿ ¡ESTÁN LOCOS, QUÉ COÑO CREEN QUE HACEN!? ¿¡QUIÉN FUE EL IMBÉCIL MAMAGÜEVO!? ..... RODOLFO OSVALDO, ¿¡DÓNDE ESTÁS, IDIOTA? ¿DÓNDE ESTÁS?
A Nicoletta casi le da un ataque.
-“¡Ay Dios Mío Rodolfo! ¿Qué hiciste hijo?” Aristo gritando en el fondo... “ Dios mío”, “Dios mío.”
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Yo:
¡Ya, basta! ¡Me estás matando de la risa! ¡Detente Romer!
Armando Romer:
El marico pensó que iba a alimentar a un ejercito!🤣🤣🤣🤣
Yo:
Yaaaaaaa!
Las carcajadas me ahogaban y no podía parar. Mi madre entró corriendo al estudio en Sebucán y al verme revolcándome en el piso agarrándome el estómago y riéndome sin poder parar, me preguntó preocupada:
-“Amore tutto bene?”
Yo la voltié a ver, con la cara empapada de lágrimas y le hice con el pulgar un “thumbs-up” .
-"Sí mamma, tutto...”
No pude terminar la frase y seguí vibrando en carcajadas, mientras con la mano le hacía señales para que se fuera, ya que todo estaba de maravilla. Me paré nuevamente para ver la pantalla, con el aspecto físico de un demente en crisis, lágrimas cayendo.
Yo:
-Que buen cuento Mexx!!! Me estás matando en vida!!!! NO PARO DE LLORAR DE LA RISA!
Armando Romer:
Viste que la del colchón se queda corta 🤣🤣🤣🤣
Yo:
Jajaja, no me esperaba que esta se acercara, pero sí puede que la pase levemente. Pero si sumas la del colchón con la de los zapatos zurdos, se dan tabla...
Armando Romer:
JAJAJAJAJAJ me había olvidado la de los zapatos!!! 🤣🤣🤣🤣
Yo:
Ya Romer. Seriedad. Suficiente por hoy, porque si pienso en la vaina, estallo otra vez jajajaja – y qué coño van a hacer con tanto pan!?
Romer:
Dividieron los panes por familias, le dieron a los vigilantes, a Francis, a Perú, a todo el mundo marico.
Romer está escribiendo un mensaje...
Armando Romer:
Creo que ellos se quedaron con 15 canillas, 8 pa los Ribas, 7 pa los Zalgado, 7 pa los Olmeda, otras 5 para los López Aranguiz, y bueno cabrón no me sé la lista, pero es mucho pan. A nosotros nos acuñaros DIEZ CANILLAS MMGV! ¡10 canillas!
Yo:
JAJAJA YAAAA!
Armando Romer:
DIEZ! 🥖🥖🥖🥖🥖🥖🥖🥖🥖🥖
Armando Romer:
Pero tranquilo que a ti no hay chance que te acuñen ninguna, tas en ccs mmgv.
Yo:
Shhh, cállate maldito pavoso!!!
Armando Romer:
🤣🤣🤣
Romer está escribiendo un mensaje...
Armando Romer:
De pana no existe posibilidad alguna!!
Yo:
Shhhhhh!!!!!
Justo entonces, el hechizo llegaría a su fin. El router se echó tres. Pero muerto el perro, muerta la rabia, dicen.
Ajá.
Respiré profundo, agradecí a Rodolfo por tanto, y alcé un poco la voz para anunciarle al mundo la noticia:
“Mamma, Bernarda, ¡¿dónde andan?! ¡Tengo que echarles un cuento!”
Justo entonces, suena el timbre.
Esto no es posible, pensé. No es posible. Estoy en Caracas, fuera de la jurisdicción de La Florida y de Nicoletta. No hay chance. No lo hay. Simplemente no lo hay.
Mi madre abre la puerta pero yo me quedo atrás, esperando escuchar el tono de voz… y ¡sí sí sí! ¡La puta madre! ¡Jurisdicción mis ñemas!
“¡Hola Martina!”
“¡Nicoletta, auguri di natale!”
-“¡Auguri Martina!! Grazie por la ayuda. Tú puedes creer que Rodolfo Osvaldo..."
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Esta es la parte en la que dejo de narrar. Nagüeboná de pavoso de mierda, Mex. Te faltó añadir mi apellido y el número ocho. No planeaba decirle, porque sabía que se iba a cagar de la risa y no quería vivir eso.
Comí sanduche por como 7 días seguidos a causa del efecto dominó dezatado por el chongo del Negro esa tarde en la Panedería Dinastía. El #EfectoRodolfosa o #ElColetazoDelNegro, como quieras llamarlo, se hizo presente en campom se señaló a sí mismo en el pecho una y otra vez mientras me gritaba en el tímpano: “Yo Aquí”, Calito Burgó, "Yo Aquí."
FIN
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